Los envases tienen como prioridad mantener en buen estado del producto que llevan en su interior. El recipiente debe ser resistente y soportar las tensiones a las que esté sometido a lo largo del proceso de distribución, hasta llegar al consumidor final.
A lo largo de los años, el envase ha adquirido una nueva dimensión: ya no solo se limita a la protección y mantenimiento del producto, sino que ahora es una herramienta más dentro de la estrategia de marketing de las empresas.
Los envases son productos versátiles que se han convertido en un canal de comunicación entre los fabricantes y los consumidores, llegando a ser así una arma de marketing muy efectiva. Cada vez más, los departamentos de marketing de las empresas dedican más tiempo y dinero en generar envases que permitan proyectar una imagen de marca y siempre manteniendo su prioridad primitiva de protección y conservación del producto.
Los fabricantes y diseñadores de envases evolucionan continuamente la robótica y maquinaria de envasado, para fabricar envases más modernos y sugerentes para el mercado final.
Los envases actuales también son un aliado en la lucha contra las falsificaciones. Cuantas más características de seguridad incluya un producto, más fácil será que el falsificador pase por alto alguna o que no pueda copiarlo.
Por ejemplo, los envases pueden estar sellados para ofrecer protección contra intervenciones. Cuando el envase se abre por primera vez, aparece un logotipo o alguna frase y el proceso no puede 'rebobinarse'.
Otro de los parámetros que se tienen en consideración a la hora de fabricar envases, es su composición. La tendencia actual es utilizar materiales reciclados, que permiten transmitir una visión positiva para la marca y ayudar a minimizar el impacto en el medio ambiente.
Información extraida de www.interempresas.net